porta_lapizHoy, más que nunca, cuando el planeta entero está explotando en medio de los más diversos conflictos, es momento de dar el valor que merecen las relaciones humanas. Se supone que los humanos tenemos un nivel evolutivo superior, entre la gran gama de seres vivos, pero somos al tiempo los únicos capaces de crear conflicto sólo para disfrutar. Diseñamos instrumentos para la destrucción, fabricamos productos tóxicos, y en una visión más cotidiana, maltratamos a los otros, procuramos sus fracasos, los criticamos.

¿Qué ha sucedido? ¿Estamos peor ahora que en otras épocas? Quizá si, quizá no. Lo que si es cierto es que somos más, y que cada vez es más fácil y rápido enterarse de lo que los demás están haciendo. De modo que si a lo largo de toda la historia ha existido la guerra, la lucha por el poder, el maltrato, ahora lo sabemos de inmediato, “en vivo y directo”. Lo recreamos en películas, videos caseros, mensajes en redes sociales, noticieros “on line”, y juegos infantiles.

Entonces, ¿estamos peor ahora?, la respuesta será si, cuando nos centremos en ver la cantidad de información nociva que llega a nuestra mente, incapaz la pobre de procesar y dosificar el daño para las emociones, que se puede transformar en perturbaciones para la salud y las relaciones con los demás.

La respuesta será no, si nos enfocamos en la capacidad que tenemos para ser agentes del cambio. Y esto no significa que seamos “súper héroes”, ni “salvadores”, ni “monjes”. Significa que debemos tener claridad acerca de lo que queremos y de lo que no queremos, así como de las consecuencias positivas y negativas de cada acción, para nosotros y nuestro entorno. En términos de la PNL (“Programación Neuro-Lingüística”) deberíamos hacer el análisis ecológico de nuestras decisiones, es decir, considerar los efectos colaterales generados por hacer o dejar de hacer algo de determinada manera.

Y ¿qué papel juegan las relaciones humanas en todo esto? El rol protagonista. Dejar de lado el egoísmo y el egocentrismo, para “interesarse sinceramente por los demás” (Principio # 4 de Relaciones Humanas de Dale Carnegie), puede ser un primer gran paso para convertirnos en agentes del cambio. Esto no nos convierte en utópicos seres bondadosos, sino en reales seres humanos, responsables de la vida del planeta, de la cual formamos parte y sin la que no podremos seguir existiendo.

Para comenzar la ruta responsable de ser agentes del cambio, debemos actuar, y hacerlo ya, con cualquier pequeña acción que contribuya positivamente en las relaciones humanas. Como lo dijera la involucrada Mafalda (el famoso personaje creado por Quino) hace muchos años: “Díganle a sus presidentes que dejen de fastidiar y firmen la paz de una vez, que si es por falta de lapicera les presto la mía”.

Luisa Laya
Instructora de Dale Carnegie Venezuela

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